Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

Juegos Olímpicos París 2024: Una Ofensa a la Fe

Thomas Bach, del COI, y Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa, deberían disculparse.

El trigo y la cizaña marcan las Olimpiadas de París 2024.

¿Puede hablarse de un «espíritu olímpico» de diversidad e inclusividad cuando se desprecia abiertamente a millones de personas cuya fe se convierte en objeto de escarnio?


Evangelio de Mateo 13, 24-43

El Reino de los Cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras dormían los hombres, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando brotó la hierba y echó espiga, entonces apareció también la cizaña. Los siervos del amo de la casa fueron a decirle: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?» Él les dijo: «Algún enemigo lo habrá hecho». Le respondieron los siervos: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?» Pero él les respondió: «No, no vaya a ser que, al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad que crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega les diré a los segadores: “Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla; el trigo, en cambio, almacenadlo en mi granero”».

“Si tenemos cizaña, es porque los hombres –los cristianos especialmente– se han dormido, y han permitido que el enemigo se acercara”.

El 26 de julio de 2024, a las 7:30 p.m., se inauguraron los Juegos Olímpicos de París sin tregua y sin paz, ya que hemos visto con estupor y asombro cómo la parábola del trigo y la cizaña se hacía realidad. Ante la mirada de millones de personas -muchos católicos-, se parodiaba de manera grotesca la Última Cena del Señor, en la que instituyó la Eucaristía.

De nuevo, los cristianos, unidos en cuerpo y sangre a Cristo, con el Papa Francisco y la Iglesia, somos objeto de burla por parte de: la clase política, las instituciones humanas y todos los lobbies reivindicativos de la tierra. Pero, como nos enseñó Cristo, sin odios, ahogamos el mal en bien, nos sentimos emocionados por poder ofrecerlo de forma atemporal por ti, Señor eterno.

Didac Polo

 

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