Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN

 

 

Cada 9 de noviembre, la Iglesia celebra la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, la primera Basílica en ser construida en la ciudad de Roma, mucho antes que la Basílica de San Pedro.
Celebrar la dedicación de la iglesia madre de todas las iglesias es una invitación a los cristianos de la Iglesia universal a vivir la unidad de fe y de amor, para ser piedras vivas en la construcción de la Jerusalén celeste, la Iglesia sin mancha ni arruga, cuyo templo, altar y víctima es Jesucristo, el Cordero inmaculado.

Así lo recordaba el Papa Emérito Benedicto XVI en noviembre del 2008: “Esta Basílica fue la primera en ser construida después del edicto del emperador Constantino, el cual, en el año 313, concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión… El mismo emperador donó al Papa Melquíades la antigua propiedad de la familia de los Laterani y allí hizo construir la Basílica, el baptisterio y patriarquío. Es decir, la residencia del Obispo de Roma, donde vivieron los Papas hasta el período aviñonés”.

¿En qué consiste el primado del Papa?

El Papa es la más alta autoridad de la Iglesia, como vicario de Cristo. Tiene esta potestad por ser sucesor de san Pedro, a quien Jesucristo confirió la primacía entre los apóstoles.

En el Código de Derecho Canónico se define así su función:
Canon 331:
El Obispo de la Iglesia Romana, en quien permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles, y que había de transmitirse a sus sucesores, es cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra; el cual, por tanto, tiene, en virtud de su función, potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente.

Potestad del Papa y potestad del Colegio Episcopal.

La autoridad del Papa, aunque sea propia y no derive de los demás obispos, no está separada de la que tiene el colegio episcopal. Juan Pablo II lo explicaba así: “Ambos, el Papa y el cuerpo episcopal, tienen toda la plenitud de la potestad.
El Papa posee esta plenitud a título personal, mientras el cuerpo episcopal la posee colegialmente, estando unido bajo la autoridad del Papa” (Catequesis de Juan Pablo II).
De ahí que el Papa escuche la voz de las Iglesias a través de varias instituciones, como el Sínodo de los Obispos o las visitas ad limina. Igualmente, Juan Pablo II convocó en diversas ocasiones a las conferencias episcopales de algunos países para ayudarles a alcanzar una decisión común, ante problemas en los que no conseguían ponerse de acuerdo.


Funciones del Papa.


La misión del Papa es la confiada a Pedro, según los Evangelios: Jesucristo le dio las “llaves del Reino de los Cielos”, con el poder de “atar y desatar” (cfr. Mt 16, 19), para “confirmar a los hermanos en la fe” (cfr. Lc 22, 32) y “apacentar su rebaño” (cfr. Jn 21, 15-17). O sea, es un servicio a la unidad de la Iglesia en la fe y en la comunión. Se resume en dos aspectos: enseñanza y gobierno.

Al obispo de Roma, corresponde la tarea de enseñar la verdad revelada y mostrarla a los hombres. Es una misión eminentemente positiva, no se limita a condenar los errores doctrinales. El Papa realiza esta misión de enseñanza de tres modos principales, explicaba Juan Pablo II: “Ante todo, con la palabra”; en segundo lugar, mediante escritos, propios o publicados con su autorización por la Curia Romana; tercero, mediante iniciativas institucionales para impulsar el estudio y la difusión de la fe, como se suele hacer a través de distintos consejos pontificios (Catequesis de Juan Pablo II).

Esta autoridad doctrinal suprema reside a la vez en el colegio episcopal junto con su cabeza, el Papa. Así se manifiesta, de modo singular, en los concilios ecuménicos.


Infalibilidad pontificia
.

Según el dogma expuesto por el Concilio Vaticano I, el Papa goza de infalibilidad “cuando, cumpliendo su oficio de pastor y doctor de todos los cristianos, define en virtud de su suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe o las costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal”.
Cuando el Papa pronuncia una definición infalible, se dice que habla ex cathedra.
La misma infalibilidad tienen las doctrinas expuestas con igual tenor por el colegio episcopal junto con el Papa (cfr. Código de Derecho Canónico, canon 749).
Esta autoridad magisterial es la de declarar lo contenido en la Revelación, como precisa el mismo Concilio:
“El Espíritu Santo no fue prometido a los sucesores de Pedro para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y expusieran fielmente la revelación transmitida por los apóstoles”.


La infalibilidad propia de unas pocas definiciones -las dogmáticas- no significa que las enseñanzas del Papa y del colegio episcopal sean “falibles” en los demás casos. Junto a la infalibilidad, existe el carisma de asistencia del Espíritu Santo, concedido a Pedro y a sus sucesores para que iluminen bien al pueblo cristiano. Este carisma no se limita a los casos excepcionales, sino que abarca en medida diferente todo el ejercicio del magisterio. Es lo que se conoce como magisterio ordinario del Papa. Por lo tanto, el Papa es maestro de la verdad también con su magisterio ordinario.

El primado del Papa y la unidad de los cristianos.


El primado del Papa no fue obstáculo para la unidad de los cristianos durante el primer milenio.
La primacía del obispo de Roma fue reconocida por todos desde el principio; los primeros testimonios documentales se remontan al siglo I, cuando la Iglesia de Corinto recurrió al Papa san Clemente para que dirimiera sus disputas internas. Las aclamaciones a la carta dogmática enviada por el Papa León I Magno al Concilio de Calcedonia (451) -‘¡Pedro ha hablado por boca de León!’- atestiguan hasta qué punto el primado pontificio era garantía para todos los cristianos, occidentales y orientales, de la unidad en la fe.

Fueron hechos posteriores los que motivaron la ruptura de la unidad, primero en Oriente, con el cisma de 1054, y luego en Occidente, con la Reforma protestante. Por eso Juan Pablo II alentó a todos los cristianos a poner la mirada en el primer milenio, a fin de hallar vías para superar las divisiones.

-LA VERDADERA COMUNIÓN CON EL PAPA


«La voz del Papa no es una voz como las demás»
.

Lo dijo el arzobispo Antonio Filipazzi, Nuncio apostólico en Indonesia, durante una homilía que pronunció en la catedral de Jakarta en junio de 2012.
Citando el Concilio Vaticano II, el Nuncio subrayó que «es muy importante que cada fiel y cada comunidad cristiana esté en plena comunión con el Papa».
«No se trata simplemente de un sentimiento de simpatía, de un interés intelectual por lo que dice, o de actos solamente exteriores de entusiasmo para con él. Hay que estar ligados al Papa con vínculos objetivos, visibles, concretos, con esos vínculos que nos unen entre nosotros en la Iglesia».
Monseñor Filipazzi después indicó los tres vínculos de unidad con el sucesor de Pedro.

Sobre todo, la fe:

Por ello, la voz del Papa no es comparable con «las opiniones de los teólogos, ni siquiera con la de los obispos, sino que es un criterio determinante para evaluar las doctrinas que se enseñan y se predican en la Iglesia, y las opiniones y las teorías que se difunden en la sociedad... El Papa no necesita nuestros aplausos cuando habla, sino que es necesario que su enseñanza se convierta en el punto de referencia constante para nuestros pensamientos y nuestras acciones».

Origen de la celebración

La Basílica de San Juan de Letrán fue consagrada por el Papa San Silvestre el 9 de noviembre del 324. Se le llama Basílica “de San Juan” porque tiene dos capillas importantes, una en honor a San Juan Bautista y otra en honor de San Juan Evangelista.

También se le conoce como “Basílica del Divino Salvador”, ya que en el año 787, cuando fue nuevamente consagrada, una imagen del Divino Salvador milagrosamente derramó sangre.

La fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán empezó siendo una celebración local, circunscrita a la ciudad de Roma, pero que luego se extendió a toda la Iglesia de rito romano con el propósito de honrar a la iglesia “madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe y el Orbe”.

Dado que es la Catedral del Papa, al tomar posesión en ella, muestra el supremo poder eclesiástico sobre Roma y el mundo. Sede de varios concilios, allí se firmó el Tratado de Letrán, por el que Pío XI logró la libertad del Papa de todo soberano temporal y el libre ejercicio de la misión evangelizadora. Pero un lugar que también ha sufrido saqueos y sacrilegios. Cuenta la tradición que el Emperador sufrió la lepra y que fue curado milagrosamente por lo que construyó esta Basílica.

Los visitantes y peregrinos que llegan a Letrán, pueden leer en el frontispicio de la gran basílica: Por derecho papal e imperial, se ordenó que yo fuera la madre de todas las iglesias. Cuando se terminó mi construcción, determinaron dedicarme al Divino Salvador, dador del reino celestial. Por nuestra parte, oh Cristo, a ti nos dirigimos con humilde súplica para pedirte que de este templo ilustre hagas tu residencia gloriosa.


Estilos arquitectónicos: Arquitectura del Barroco, Arquitectura neoclásica, Arquitectura paleocristiana.
 
 
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario