8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX declaró el dogma de la Inmaculada Concepción...
VIRGEN QUE EL SOL MÁS PURA, GLORIA DE LOS MORTALES, LUZ DEL CIELO...
-Ella María. Madre nuestra, sanó la herida abierta con el pecado de nuestra primera madre Eva.
-Dos mujeres concebidas sin pecado original. La primera Eva soberbia, escuchó a Satanás y nos trajo el pecado; la segunda María humilde, escuchó a Dios y nos trajo la gracia.
El 25 de marzo de 1858, la Virgen revela su identidad dándole a Bernardette la prueba que tanto pedía su párroco para creerle.
La Virgen le dijo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
El 11 de febrero Bernadette,14 años, recogía leña a la orilla del río Gave con otras dos
niñas. En seguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles
no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer
vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus
pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario.
Santa Bernadette, la vidente de Lourdes, murió en 1879 a los 35 años de edad. Su cuerpo fue desenterrado debido al proceso de canonización.
Para
sorpresa de los médicos, ella estaba intacta, incluso los dientes y las
uñas. Y sigue así hasta hoy. El Rosario en sus manos, sin embargo,
estaba oxidado, y el hábito húmedo.
Incluso después de tantos años después de la muerte, por el cuerpo de Bernadette todavía corre sangre líquida. "Virgen de Lourdes" te pedimos la salud de los enfermos.
Por inspiración divina y asistido de la infalibilidad pontificia que se da en este caso, declaró el dogma de la Inmaculada Concepción con estas palabras: "Para honor de la Santa e indivisa Trinidad, para gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y acrecentamiento de la religión cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, y con la nuestra, declaramos, proclamamos y definimos, que la doctrina que sostiene que la Beatísima Virgen María, fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Salvador del género humano, está revelada por Dios, y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual si alguno, lo que Dios no permita, pretendiere en su corazón sentir de modo distinto a como por Nos ha sido definido, sepa y tenga por cierto que está condenado por su propio juicio, que ha sufrido naufragio en la fe y se ha apartado de la unidad de la Iglesia."
A Dios le repugna el pecado, y por eso no quería encarnarse en una pecadora, y por eso hizo que el pecado no la manchara ni por un breve instante, de modo que cuando la Virgen era un minúsculo cigoto ya era Inmaculada.
Esta realidad ya aparece en las Sagradas Escrituras cuando el Génesis ya anunció que la mujer pisaría la serpiente; el Arcangel llamó a la Virgen "llena de gracia"; y Sta. Isabel, llena del Espíritu Santo, la llamó "bendita entre todas las mujeres."
De esta verdad ya habían hablado los santos, y así por ejemplo San Agustín (s.IV-V) decía en relación a la Virgen: "En razón de la honra del Señor, no quiero en modo alguno que se hable de pecado."
El Beato Juan Duns Escoto (s.XIV) explicaba que "por el honor de su divino Hijo, la Virgen fue preservada del pecado original desde su concepción, por los méritos redentores de Cristo."
La Inmaculada intercedió para un portentoso milagro, cuando la noche del 7 al 8 de diciembre de 1585, (durante la Guerra de los Ochenta Años que enfrentaba a la católica España y los protestantes de los Países Bajos) se encontraba un tercio español con cinco mil efectivos rodeado por un ejército muy superior con diez navíos y un fuerte desde el que les estaban disparando.
El almirante enemigo abrió un dique que inundó el campamento español, de modo que los españoles se tuvieron que refugiar en el monte Empel, y tras encontrar una tabla de la Inmaculada e improvisar un altar, milagrosamente se heló el río Mosa, y los españoles pudieron salir andando por el río, de modo que sorprendieron a los holandeses y les vencieron.
Apariciones de Nuestra Señora de Fátima en el año 1917 (resúmenes)
Fecha: 13 de Mayo de 1917...
«– ¡No tengáis miedo! ¡Yo no os voy a hacer daño!
– ¿De dónde es usted? – le pregunté.
– Soy del Cielo.
– ¿Y qué es lo que usted me quiere?
– Vine a pediros que vengáis aquí, seis meses seguidos, el día 13 a esta
misma hora. Después diré quién soy y lo que quiero. Después volveré
aquí una séptima vez.
[– ¿Usted me sabe decir si la guerra aún durará mucho tiempo o se acabará en breve?
– No te lo puedo decir aún, mientras no te diga también lo que quiero.]
– ¿Y yo también voy a ir al Cielo?
– Sí, irás.
– ¿Y Jacinta?
– También.
– ¿Y Francisco?
– También, pero tiene que rezar muchos rosarios.
Fecha 13 de Junio de 1917...
– Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario y que aprendan a leer. Después diré lo que quiero.
Pedí la cura para un enfermo.
– Si se convierte, se curará durante el año.
– Quería pedirle que nos llevara para el Cielo.
– Sí; Jacinta y Francisco me los llevo en breve. Pero tú quedas aquí
algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y
amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado
Corazón. [A quien la abrace, promete la salvación; y serán queridas de
Dios estas almas, como flores puestas por Mi adornando su Trono].
– ¿Quedo aquí solita? – pregunté, con pena.
– No, hija. ¿Y tú sufres mucho? No desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi
Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta
Dios.
Fue en el momento en el que dijo estas últimas palabras cuando abrió las
manos y nos comunicó, por segunda vez, el reflejo de esa luz inmensa.
En ella nos veíamos como sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco
parecían estar en la parte de esa luz que se elevaba hacia el Cielo y yo
en la que se esparcía sobre la tierra. Enfrente de la palma de la mano
derecha de Nuestra Señora, estaba un corazón rodeado de espinas que
parecían estar clavados. Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de
María, ultrajado por los pecados de la humanidad, que quería
reparación.»
Fecha 13 de Julio de 1917...
– Santificáos por los pecadores y decid muchas veces y en especial
cuando hagáis algún sacrificio: "Oh Jesús, es por tu amor, por la
conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos
contra el Inmaculado Corazón de María".
Al decir estas últimas palabras, abrió de nuevo las manos, como en los dos meses anteriores.
El reflejo pareció penetar en la tierra y vimos como un gran mar de
fuego. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fueses
brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que
fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas
salían junto con nubes de humo, cayendo por todos los lados, semejante
al caer de las chispas en los grandes (incendios), sin peso ni
equilibrio, entre giros y gemidos de dolor y desesperanza que horrorizaba
y hacía estremecer de pavor (¡debió ser al enfrentarme con esta imagen
que di ese grito ahi! Dicen haberme oído). Los demonios se distinguían
por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos,
pero transparentes como carbones negros en la brasa. Asustados y como
pidiendo socorro, levantamos las vista hacia Nuestra Señora, que nos
dijo con bondad y tristeza:
– Visteis el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores;
para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi
Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os diga, se salvarán muchas almas
y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero, si no dejan de ofender a
Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una
noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que
Dios os da de que va a castigar al mundo de sus crímenes, por medio de
la guerra, de hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para impedirla vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado
Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atienden
mis peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus
errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia.
Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir,
varias naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón
triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y
será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará
siempre el dogma de la Fe.
{Después de las dos partes que ya expuse, vimos en el lado izquierdo de
Nuestra Señora, un poco más alto, un Ángel con una espada de fuego en la
mano izquierda; al brillar, despedía llamas que parecían que iban a
incendiar al mundo; pero se apagaban con el contacto del brillo que de
la mano derecha expedía Nuestra Señora a su encuentro: el Ángel
apuntando con la mano derecha hacia la tierra, con voz fuerte dijo:
"¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!" Y vimos en una luz inmensa que es
Dios algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando le
pasa por delante un Obispo vestido de Blanco; tuvimos el presentimiento
de que era el Santo Padre. Varios otros Obispos sacerdotes, religiosos y
religiosas subir una escabrosa montaña, en lo alto de la cual estaba
una gran Cruz de troncos toscos como si fueran de corcho con la cáscara;
el Santo Padre, antes de llegar ahí, atravesó una gran ciudad medio en
ruinas, y medio tambaleante, con andar vacilante, desconsolado de dolor y
pena, iba orando por las almas de los cadáveres que se encontraba por
el camino; llegando a lo alto del monte, postrado de rodillas a los pies
de la gran Cruz, fue asesinado por un grupo de soldados que le
dispararon varios tiros y flechas, y así mismo fueron muriendo unos tras
otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y varias
personas seglares, caballeros y señoras de varias clases y posiciones.
Bajo los dos brazos de la Cruz estaban dos Ángeles cada uno con una
regadera de cristal en la mano, en ellas recogían la sangre de los
mártires y con ella regaban las almas que se aproximaban a Dios.}
Esto no se lo digáis a nadie. A Francisco, sí, podéis decírselo.
Cuando rezáis el rosario, decid después de cada misterio: "Oh Jesús mío,
perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más necesitadas".
Se siguió un instante de silencio y pregunté:
– ¿Usted no me quiere nada más?
– No. Hoy no quiero nada más.»
- El 13 de mayo de 1981, el papa Juan Pablo II, entonces de 61 años, sufrió un intento de asesinato a manos del turco Mehmet Ali Agca.
"Juan Pablo II, por su parte, pidió el sobre que contiene la tercera parte del ‘secreto’ tras el intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo 1981".
Después de leer el secreto, el Santo Padre se dio cuenta de la conexión entre el intento de asesinato y Fátima: “Fue la mano de una madre que guió la trayectoria de la bala”, detalló.
San Juan Pablo II decidió que se hiciera público en el año 2000.
El entonces Cardenal Joseph Ratzinger, ahora Papa Emérito Benedicto XVI,
explicó el sentido del texto y cómo puede servir para comprender y
vivir mejor el Evangelio.
-Otro elemento de la visión es la fuerza que se opone a la destrucción:
el esplendor de la Virgen, que proviene de la penitencia. Esto quiere
decir, que la penitencia y la oración tienen el poder de cambiar las
predicciones hacia el bien.
El mejor ejemplo, afirma, es que el Papa Juan Pablo II sobrevivió al atentado del 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, pese a que el secreto predecía su muerte.
La extraña trayectoria de la bala
El jefe del equipo médico del Gemelli, Francesco Crucitti, siempre confesó su asombro ante la “extraña trayectoria” de una de las balas que había recorrido en “zig zag” el abdomen del pontífice, saliendo de la pelvis, pero sin tocar ningún órgano importante.
“La bala entró a la altura del ombligo, por el lado izquierdo, perforó el colón y el intestino delgado en cinco lugares, pero cambió su trayectoria frente a la aorta central. Si la hubiera tocado, el papa habría muerto instantáneamente. Además, la bala atravesó la columna, evitando los principales centros nerviosos por muy poco, si los hubieran dañado, se habría quedado paralizado”, constató Crucitti.
Incluso el 27 de diciembre de 1983, cuando Juan Pablo II visitó a Agca en la prisión de Rebibbia para mostrarle públicamente su perdón, el turco preguntó al papa polaco: “¿Cómo lo hiciste?. ¿Cómo te las arreglaste para salvarte?”.
El pontífice polaco siempre estuvo convencido de que había sido salvado por una intervención directa de Nuestra Señora de Fátima, cuya aparición se celebra justo el 13 de mayo y que su salvación fue el cumplimiento del Tercer Secreto. “Una mano disparó, otra mano desvió la bala”, aseguraba Wojtyla.
Fecha 13 de Agosto 1917...
– Quería pedirle la cura de algunos enfermos.
– Sí, a algunos curaré durante el año.
Y tomando un aspecto más triste:
– Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que van
muchas almas al infierno por no haber quién se sacrifique y pida por
ellas.»
Fecha 13 de septiembre 1917...
Le ofrecí dos cartas y un bote con agua de colonia.
– Me dieron esto, si usted lo quiere.
– Eso no es conveniente para llevar al Cielo.]»
Fecha 13 de Octubre 1917...
– Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy la
Señora del Rosario, que continúen siempre rezando el Rosario todos los
días. La guerra va a acabar [aún hoy] y los militares volverán en breve
para sus casas.
– Yo tenía muchas cosas para pedirle: si curaba a unos enfermos y si convertía a unos pecadores, etc.
– A unos sí, a otros no. Es necesario que se enmienden, que pidan perdón por sus pecados.
Y tomando un aspecto más triste:
– ¡No ofendan más a Nuestro Señor que ya está muy ofendido! {Si el
pueblo se enmienda, acaba la guerra y, si no se enmienda, acaba el
mundo.}
[– ¿Aún me quiere alguna cosa más?
– Ya no quiero nada más.]
Y, abriendo las manos, las hizo reflejar en el Sol. Y mientras se
elevaba, continuaba la reflejo de su propia luz proyectando en el Sol.
[...]
Desaparecida Nuestra Señora en la inmensa distancia del firmamento,
vimos, al lado del sol, a S. José con el Niño y Nuestra Señora vestida
de blanco, con un manto azul. San José con el Niño parecían bendecir al
Mundo, con los gestos que hacían con la mano en forma de cruz.
"La Virgen que se apareció en Fátima nos llama la atención sobre estos dos valores olvidados, sobre este porvenir del hombre en Dios, del que somos parte "activa y responsable". Y llamados a una vida de fe, esperanza y caridad."
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