Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

miércoles, 15 de marzo de 2023

SAN LONGINOS (el centurión que atravesó el costado de Cristo con la lanza)

    Cada 15 de marzo, nuestros corazones se encienden al recordar la figura de San Longinos, el valiente centurión romano que estuvo presente en el Calvario, bajo las órdenes de Poncio Pilato. Fue él quien, con su lanza, traspasó el santísimo costado de Cristo, en un acto que marcaría su destino de una manera indescriptible.

     
    La tradición nos cuenta que Longinos, tras cometer esta gran profanación, fue transformado en lo profundo de su alma por el Amor de Dios que emanaba del costado herido. Sus palabras, grabadas en el Evangelio, resonaron en los corazones de todos los creyentes: "Verdaderamente Éste era Hijo de Dios" (Mt 27,54).

Imaginemos el corazón de Longinos, un corazón atravesado por la lanza y, a la vez, atravesado por el Amor divino. En ese momento, su vida cambió para siempre. Aunque en el Novus Ordo ya no se le celebra de la misma manera que antes, la llama de la devoción hacia San Longinos sigue ardiendo en muchos corazones. Es por eso que su memoria se mantiene viva cada 15 de marzo, y en algunos lugares, especialmente después de 1969, el 16 de octubre.

La tradición nos ha regalado relatos apasionantes que nos inspiran y nos enseñan valiosas lecciones. Se cuenta que Longinos sufría de una gradual pérdida de la vista, pero al retirar su lanza del Cuerpo del Señor, una gota de sangre divina salpicó sus ojos y, en un instante, recuperó la vista por completo. Un milagro que refleja la misericordia y el poder divino, llenando de esperanza a todos aquellos que lo veneran.

Abandonando su carrera militar, Longinos se unió a la comunidad cristiana y comenzó un profundo proceso de conversión. Tuvo el privilegio de encontrarse con los Apóstoles, quienes compartieron con él el testimonio directo de la vida y obra de Jesús de Nazaret. Inspirado por su fe, Longinos se desligó de los asuntos mundanos y se convirtió en un peregrino del Reino de Dios, llevando la buena nueva de Cristo a las regiones de Cesarea y Capadocia, donde ganó corazones para la causa divina.

Sin embargo, su entrega a la fe no estuvo exenta de pruebas y sufrimiento. Durante la persecución a los cristianos, Longinos cayó en manos de sus perseguidores en Capadocia. Ante la imposición de hacer una ofrenda a los ídolos, él se negó valientemente. Como castigo, el gobernador ordenó que le rompieran los dientes a golpes y le cortaran la lengua. Pero Longinos no se rindió, al contrario, su fe se fortaleció aún más.

En un acto de valentía inquebrantable, una vez que los verdugos cumplieron su cruel tarea, San Longinos se levantó, tomó un hacha que estaba tirada y destrozó las imágenes de los ídolos que se encontraban frente a él. De los fragmentos destruidos, una horda de demonios surgió y se apoderó del gobernador y sus ayudantes, quienes comenzaron a gemir y gritar. En ese momento, Longinos se enfrentó a la máxima autoridad y le hizo saber que solo su propia muerte podría salvarlo. El gobernador, burlándose, lo condenó a ser decapitado, convirtiéndolo así en mártir de la fe.

Con la muerte de San Longinos, el gobernador, consumido por el arrepentimiento, experimentó una profunda transformación. A medida que recuperaba la cordura, sintió un inmenso remordimiento por sus acciones y, en un giro sorprendente, se convirtió al Señor en ese mismo día. Esta historia nos recuerda la capacidad de la fe para tocar incluso los corazones más endurecidos y abrir el camino hacia la redención.

La reliquia más conocida asociada a San Longinos es la punta de la lanza que se cree fue utilizada para traspasar el cuerpo de Nuestro Salvador. En el siglo VI, esta lanza era venerada en Jerusalén y, según testimonios históricos, fue trasladada a Constantinopla en el año 615, después de la toma de la ciudad por un teniente del rey persa Chosroes. La punta de la lanza, que estaba partida, fue donada a Nicetas, quien la llevó a Constantinopla y la depositó en la iglesia de Santa Sofía.

En un hermoso gesto, la punta de la Lanza fue regalada en el año 1244 por Balduino a San Luis, quien la incorporó a la Corona de Espinas en la Sainte Chapelle. Sin embargo, durante la Revolución Francesa, estas sagradas reliquias fueron trasladadas a la Biblioteca Nacional de París y, lamentablemente, la punta de la Lanza ha desaparecido desde entonces.

Así, la historia de San Longinos nos inspira a vivir con pasión y entrega a nuestra fe, recordando que incluso en los momentos más oscuros, el Amor divino puede transformar nuestras vidas de una manera extraordinaria. Sigamos su ejemplo, abrazando la llama de la fe y compartiendo la Buena Nueva con el mundo, tal como él lo hizo en tierras lejanas.

 

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