Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

miércoles, 30 de agosto de 2023

SANTA JUANA JUGAN

 30 de Agosto

Juana Jugan fue la fundadora de las Hermanitas de los Pobres


La humildad fue la corona de Juana Jugan. Demostró una gran humildad al identificarse con los desamparados, asumiendo sus cargas y saliendo a mendigar en su lugar. Y fue heroica al permitir que la dejaran de lado y la olvidaran. Se decía de Juana que la humildad era la esencia de su ser. Era el secreto de su santidad.


Historia de Juana Jugan (vídeo y texto)

Santa Juana Jugan, fundadora de las Hermanitas de los Pobres.
Nació el 25 de octubre de 1792 en Cancale, Norte de Bretaña, Francia, y fue bautizada el mismo día de su nacimiento.
La infancia de nuestra santa coincidió con los terribles años de la infame revolución francesa, en la que, entre otras tropelías, asesinaron a muchos sacerdotes y religiosos, y los católicos fieles sólo podían celebrar misa a escondidas en casas particulares.

El padre de Sta. Juana, que era pescador, desapareció en alta mar cuando Juana tenía cuatro años, lo que abocó a la familia a una situación de penuria económica.
A sus quince años entró a servir en la casa de la vizcondesa de la Choué, y conoció un pretendiente, pero el santo matrimonio no eran los planes de Dios para ella.
A sus veinticuatro años, gracias a una misión popular, descubrió la vocación del servicio a los pobres y se desprendió de sus escasos bienes, y se puso a servir en el Hospital de Saint Serván que atendían las Hijas de la Sabiduría.

Al año siguiente, al asistir a otra misión popular, decidió entrar en un grupo mariano, y después entró en la Sociedad del Corazón de la Madre Admirable fundada por San Juan Eudes, que era una Tercera Orden Regular. Una señora perteneciente a esa Orden, María Lecoq, le dio empleo, pero debido a su precario estado de salud, le encomendó tareas muy sencillas, y en el testamento dejó dinero para su  sirviente.
 
Tras la muerte de la señora, Sta. Juana, a sus cuarenta y siete años, dedicó la modesta herencia a alquilar la Buhardilla para atender ancianos, y se le unieron a ella Francisca Aubert y Virginia Tredandel. Para la primera anciana asilada, Sta. Juana cedió su propia cama.
Poco a poco se les fueron uniendo otras jóvenes a esta obra de caridad, y en 1840, el Padre Le Pailleur les ayudó a redactar una sencilla regla constituyendo una Asociación de Caridad.
 


Al año siguiente se trasladaron a una casa más grande en la calle de La Fuente.

En cierta ocasión recibieron la visita de un hermano de San Juan de Dios que estaba pordioseando, el hermano Claudio Gaudet, y le inspiró a hacer lo mismo a Sta. Juana, y desde entonces las Hermanitas de los Pobres se dedican a hacer colecta pidiendo por calles y casas.

También conoció al Padre Massot, que le ayudó a progresar en su santo proyecto.
También el obispo Brossais les dio un importante espaldarazo.
Aprovechando la generosidad de los benefactores, se trasladaron a un lugar más grande, la casa de la Cruz.

En 1844, la santa tomó el nombre de Sor María de la Cruz, y a los votos de pobreza, castidad y obediencia, sumaron un cuarto voto: el de hospitalidad.
Después vino una cascada de fundaciones: Tours, Nantes, París, Besançón, etc.
En 1856, con numerosas vocaciones, el noviciado se quedó pequeño y fundaron La Tour, un hermoso lugar que rezuma espiritualidad, y que hoy constituye el centro simbólico de la congregación.

Sor María de la Cruz murió entre el 27 y 28 de agosto de 1879 a sus ochenta y seis años. En el momento de su fallecimiento, su congregación se había expandido con un éxito apabullante, pues tenía en diversos países, 181 asilos, y más de 2400 hermanitas.



La encomiable preocupación por la asistencia material de los ancianos pobres, nunca fue mayor en Sta. Juana que su interés en su evangelización, y de hecho la santa decía: "Llamen a las puertas del Cielo por las almas."

Sta. Juana nos dejó buenas enseñanzas como su exhortación de que: "para avanzar rápido se necesita una gran renuncia de sí, ser siempre muy pequeños, y pisotear el yo."

También insistía en que aun enmedio de las tribulaciones "hay que decir siempre: bendito sea Dios."


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