Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

domingo, 13 de noviembre de 2022

SAN DIEGO de Alcalá

 
Se celebra su Fiesta el 13 de noviembre.
Nació en España en el año 1400, de familia muy pobre. De joven fue a un campo solitario a acompañar a un familiar que hacía allí vida de monje ermitaño. Y de él aprendió el arte de la oración y de la meditación y un gran cariño por Jesús Crucificado.

Se dedicó a las labores manuales y a recoger leña, y con lo que ganaba ayudaba a muchos pobres. Y como el que más da, más recibe, la gente empezó a llevarle abundantes limosnas para que repartiera entre los necesitados.

Pero sucedió que leyó la vida de San Francisco de Asís y se entusiasmó grandemente por el modo de vivir de este santo, y además estaba preocupado porque su demasiada popularidad en su tierra le quitaba la oportunidad de poder vivir en soledad y recogimiento. Y así fue que pidió ser recibido como religioso franciscano y fue admitido.

Diego había hecho muy pocos estudios, pero era muy iluminado por luces celestiales, y así sucedía que cuando le preguntaban acerca de los temas espirituales más difíciles, daba unas respuestas que dejaban admirados a todos.

Fue enviado a misionar a las Islas Canarias y allá logró la conversión de muchos paganos y no permitió que los colonos esclavizaran a los nativos. Y haciendo una excepción a la regla, los superiores lo nombraron superior de la comunidad, siendo un simple lego. Y lo hizo muy bien.

En 1449 hizo un viaje desde España hasta Roma a pie. Iba a asistir a la canonización de San Bernardino de Siena. Acompañaba al Padre superior, el P. Alonso de Castro. Este se enfermó y Diego lo atendió con tan gran esmero y delicadeza, que los superiores lo encargaron por tres meses de la dirección del hospital de la comunidad de Roma, y allí hizo numerosas curaciones milagrosas a enfermos incurables.

A San Diego lo pintan llevando algo escondido en el manto. Es un mercado para los pobres. Y es que en los últimos años estuvo de portero en varios conventos y regalaba a los pobres todo lo que encontraba. Y dicen que en un día en que llevaba un mercado a un mendigo se encontró con un superior que era muy bravo y este le preguntó qué llevaba allí. El santito muy asustado le respondió que llevaba unas rosas, y al abrir el manto sólo aparecieron rosas y más rosas.

 
Los últimos años de su vida pasaba días enteros dedicados a la oración. Al ver un crucifijo quedaba en éxtasis. Su amor por la Virgen Santísima era inmenso. Untaba a los enfermos con un poco de aceite de la lámpara del altar de la Virgen y los enfermos se curaban.

El 12 de noviembre del año 1463, sintiéndose morir pidió un crucifijo y recitando aquel himno del Viernes Santo que dice: "¡Dulce leño, dulces clavos que soportásteis tan dulce peso!" expiró santamente.

En su sepulcro se obraron muchos milagros y el mismo rey de España, Felipe II, obtuvo la milagrosa curación de su hijo al rezarle a Diego. Por eso el rey le pidió al Sumo Pontífice que lo declarara santo. Y fue canonizado sólo 25 años después de haber muerto, en 1588.

 
-San Diego
, dio nombre a la
Histórica misión de San Diego de Alcalá, en California, fundada por el mallorquín San Junípero Serra, en Estados Unidos. 

Sus milagros fueron múltiples y sonados, se cuenta que salvó a un niño de morir abrasado —y que es narrado por casi todos los sus biógrafos— ocurrió estando en Sevilla. Un niño de siete años, que había hecho alguna travesura, por temor al castigo, se escondió en el gran horno de la casa y se durmió. La madre, ignorando el hecho encendió después el horno. Pero cuando oyó los gritos del niño, se desmayó, enloquecida de dolor. Mientras tanto el fuego ardía. Al volver en sí, en vez de intentar sacar a su hijo, salió corriendo a la calle y gritando. Fray Diego, que por allí pasaba, le preguntó cuál era la causa de su llanto. Y le recomendó a la infeliz madre que corriera a la iglesia, fuera al altar de la Virgen María conocida como “la Antigua”, y se encomendara a Ella. Mientras tanto, él se dirigió a la casa de la mujer y delante del horno, con voz perentoria, le dijo al niño que saliera de allí. A pesar de que la leña ya se había transformado en brasa, el niño salió ileso. Ante la aclamación del pueblo atraído al lugar por el suceso, fray Diego cogió al niño de la mano y lo llevó a la iglesia, para que agradeciera personalmente a la Santísima Virgen por haberlo salvado. Eso hizo con que se propagara aún más la devoción a aquella imagen, ya tenida antes como milagrosa.

MILAGROS DESPUÉS DE SU FALLECIMIENTO

La fama de santidad de fray Diego, que ya era grande en vida, creció después de su muerte.

Alcanzaron mucha divulgación, a causa de los personajes envueltos en los hechos, dos milagros ocurridos por el contacto con su cuerpo incorrupto.

En una cacería, el rey Enrique IV de Castilla (1425-1474) cayó del caballo y se hirió gravemente el brazo, causándole un inmenso dolor que los médicos no conseguían aliviar. El monarca se dirigió entonces a Alcalá, y pedir su curación a fray Diego, cuyo cuerpo incorrupto fue entonces removido de la sepultura. Enrique se recostó entonces a su lado y, después de besarlo, colocó la mano del cadáver sobre su brazo enfermo. El dolor desapareció instantáneamente y el brazo herido readquirió toda su fuerza primitiva.

El otro milagro ocurrió en 1562, casi cien años después, con el príncipe D. Carlos, hijo del rey Felipe II de España. Debido a una violenta caída, el príncipe se dio un golpe tan fuerte en la cabeza, que fue desahuciado por los médicos.
En situación tan desesperante, Felipe II fue a Alcalá y mandó abrir la tumba en la cual se encontraba el cuerpo incorrupto de fray Diego. Pusieron sobre el rostro del santo un pañuelo de seda, que fue después colocado sobre el del príncipe. Este adormeció; al despertar, pidió que le dieran de comer. En pocos días estaba nuevamente de pie. En vista del milagro, Felipe II rogó al Papa Sixto V, que también era franciscano, que apresurase la canonización de fray Diego, lo que el Pontífice hizo el 2 de junio de 1588.

 
El cuerpo 'incorrupto' de San Diego de Alcalá vuelve a mostrarse al público como cada 13 de noviembre en la Catedral Magistral de Alcalá de Henares.

  https://www.aciprensa.com/recursos/biografia-3710

 

 

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