En el siglo XII, después de la liberación del Monte Carmelo durante las Cruzadas, nació la Orden del Carmen. Sin embargo, fue en 1251, en Inglaterra, cuando la Virgen del Carmen se apareció a San Simón Stock, prior general de los Carmelitas. En esta celestial visita, la Virgen entregó a San Simón el santo escapulario con una promesa llena de esperanza: "Quien muera con este hábito estará libre del fuego eterno". Esta promesa no solo ofrecía protección, sino una conexión íntima y maternal con María.
Dídac Polo
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