Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

lunes, 28 de noviembre de 2022

SANTA CATALINA LABOURÉ

28 de noviembre. Sta. Catalina Labouré, vidente de la Virgen Milagrosa.


Esta santa nació en La Borgoña, Francia, el 2 de mayo de 1806. En su familia eran 17 hermanos, de los que murieron seis, y a sus nueve años falleció su madre.
Una hermana suya entró en la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, y ella también sintió esa vocación, que además se vio alentada por el consejo de un anciano y afable sacerdote que en un sueño la animó a ello. 

El 21 de abril de 1830, a sus 23 años, entró en la Congregación de las Hijas de la Caridad. Al ingresar en el Seminario vio un retrato que identificó como el hombre de su sueño, y al preguntar quién era, le dijeron que se trataba de San Vicente de Paul. El mismo año de su ingreso, siendo novicia,  se le apareció la Virgen el 18 de julio. La santa fue despertada por alguien que parecía un hermoso niño (un ángel) que la guió hasta la capilla donde vio a la Virgen que se sentó, y Sta. Catalina se arrodilló junto a ella poniendo sus manos sobre las rodillas de la Virgen, y recibió consejos de Nuestra Señora. Más tarde la santa dijo sobre aquel instante: "Pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí."

Más tarde tuvo lugar la principal aparición, que fue el 27 de noviembre, en que se le mostró en un retrato de forma oval, sobre un globo terráqueo, vestida de blanco y un manto azul. De sus manos salían rayos resplandecientes que caían sobre la Tierra. Arriba se podía leer: "Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos." En el reverso del retrato estaba la letra M, sobre la que había una cruz sobre una barra, y debajo el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.


Nuestra Señora le encargó que se acuñara una medalla con lo que había visto, y dos años después, con el permiso del arzobispo de París se grabó la medalla, que se propagó rápidamente con tan grandes frutos espirituales y prodigios, que pronto se conoció como la medalla milagrosa.  Por su intercesión se ha logrado la conversión de incrédulos, de pecadores, de tibios, así como curaciones inexplicables, etc.

Además de estas apariciones, en aquel año Sta. Catalina Labouré tuvo otras visiones, tras las cuales,  continuó su vida fervorosa sin que nadie, salvo su confesor, supiera que ella era la vidente de la Milagrosa ni supieran nada de las otras apariciones.


A sus 69 años, cuando faltaban ocho meses para su fallecimiento, y habiendo muerto ya su confesor, Sta. Catalina reveló a su superiora las visiones que había tenido. Y en París, el 31 de diciembre de 1876, expiró en la paz del Señor.

Su cuerpo se conserva incorrupto y puede ser visto por los peregrinos en la Capilla de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa en la Casa Madre de la Congregación, en el mismo lugar donde se desarrollaron las apariciones. 

 

 

 

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