Los Santos son los protagonistas de la Historia.

El Nombre que nos imponen cuando nos Bautizan, nos hace únicos, y es el que como hijos de Dios determina nuestra misión en la vida para proclamar la Buena Nueva.

lunes, 27 de febrero de 2023

SOR FRANCINAINA CIRER

Hoy es la Beata Sor Francisca Ana de la Virgen de los Dolores, vírgen.

Francisca Ana Cirer Carbonell, vivió en Sancellas, Mallorca, donde nació el 1 de junio de 1781.
De apodo la llamaban "Sa Tia Xiroia."

De una familia de campesinos, era la menor de cuatro hermanos. Desde niña le atraía la vida religiosa, pero diversas dificultades le impidieron consagrarse.
A sus veintiséis años, muerta su madre y hermanos, se dedicó al cuidado de su padre. A sus cuarenta años murió su padre, y entonces decidió llevar una vida de retiro en su propia casa, donde moraba con una pariente, Magdalena Cirer.
A sus sesenta y nueve años, junto con el párroco de su pueblo Don Juan Molinas, establecieron una casa de caridad en el espíritu de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, para lo que la Beata ofreció sus modestos bienes, y en la vigília de la Inmaculada de ese mismo año, 1851, asumiendo el nombre de Francisca Ana de la Virgen de los Dolores, hizo votos en la nueva congregación, que se llamaría, de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, y asumió el carisma de la atención espiritual y material de pobres y enfermos, dedicándose especialmente a la catequesis e instrucción de la infancia y la juventud.

Realizó varios milagros, curando enfermos, evitando que una niña se mojara cuando  caminó  bajo la lluvia, etc.

También tuvo éxtasis místicos, como el que se refleja en un retrato suyo.

Cuatro años después de la fundación, el 27 de febrero de 1855, descansó en el Señor.

Fue beatificada el 1 de octubre de 1989 por San Juan Pablo II y es patrona de los catequistas.

martes, 14 de febrero de 2023

SAN VALENTÍN*, SAN CIRILO Y SAM METODIO.

14 de febrero, San Valentin (eliminado del calendario litúrgico en 1969)*, San Cirilo y San Metodio, hermanos copatronos de Europa.

La verdadera historia de San Valentín

San Valentín existió. Los arqueólogos han encontrado una catacumba situada en la viale Maresciallo Pilsudski (el barrio de Pinciano en Roma) dedicada a esta figura. Asimismo, el culto a su persona aparece también en otros países como en la iglesia parroquial de la Asunción de Santa María en Chelmno, Polonia; en la iglesia Stephansdom en Viena, en Malta y también en la iglesia del Beato John Duns Scotus en Glasgow, Escocia.

Su historia, el relato que trazó esta festividad tan especial, se inicia en la Roma del siglo III.

El emperador Claudio II, el hombre que prohibió el matrimonio entre los soldados

En el siglo III a. C el Imperio Romano se batía con numerosos problemas. El primero era la férrea incursión de los godos. Lo segundo, era una escasez de mano de obra tanto para el campo como en las filas del ejército. El emperador necesitaba por tanto soldados fuertes entregados a la causa y por ello, dictaminó una ley tan inusual como llamativa.

Prohibió a los soldados que se casaran. Según él, un hombre sin familia está más comprometido con su emperador y centrado en la batalla. El tercer problema para el Imperio, eran también los cristianos, a los cuales perseguía, torturaba y asesinaba. Fue en este contexto donde emergió con fuerza una figura muy singular.

Un sacerdote valiente

En textos como Legenda Sanctorum de Jacobus de Voragine y en la Crónica de Nuremberg, 1493 se habla de un sacerdote de gran carácter y valentía que no solo protegía a los cristianos. Además, defendía el matrimonio tradicional y casaba en secreto a los soldados con sus parejas.

Aquello alzó la ira del estado y San Valentín fue llevado ante el juez Asterio de Roma para ser juzgado. Este le indicó que si en verdad era santo, que curara la ceguera de su hija. San Valentín así lo hizo, y con ello no solo se libró de la muerte, sino que convirtió al cristianismo a Asterio y toda su familia.

No obstante, esta felicidad y el alivio por salvar la vida duró poco. Tiempo después, el emperador Claudio lo apresaría de nuevo. Estaba cansado de sus desafíos, lleno de ira ante un hombre que estaba adquiriendo una fama excesiva.

Fue rápidamente juzgado y condenado a muerte. No obstante, antes de ser martirizado, a Valentín se le permitió escribir una carta a esa joven a la que había devuelto la vista. Para muchos fue una carta de amor, para otros una despedida. Fuera como fuera, con esa misiva se asentó también la tradición del envío de cartas y notas a las personas que amamos en esta fecha.


Tras esa última concesión, el sacerdote fue golpeado públicamente con palos y piedras. Después, sería decapitado en la Puerta de Flaminia el 14 de febrero de 269 d.C. ante toda la plaza.

Después de que el papa Gelasio I designara el 14 de febrero de 494 el primer día oficial de San Valentín, la festividad fue incluida en el calendario litúrgico tradicional y fue celebrada por la Iglesia católica en los siguientes 15 siglos.

Pero en 1969, bajo el pontificado de Pablo IV y despues del Concilio Vaticano II, fue eliminado del calendario. Así pasó a ser una fecha con santo pero sin celebración. Pero ya era tarde. El festejo había echado raíces en varias sociedades.

Sin embargo, la propia Iglesia desde el principio albergó dudas sobre la veracidad histórica de los hechos de San Valentín, de tal manera que incluso Gelasio I afirmaba que San Valentín era uno de aquellos santos “cuyos nombres son venerados por los hombres, pero cuyos actos solo Dios conoce”, expresando su falta de pruebas históricas sobre este mártir.

Y Galerías Preciados, lanzó la fiesta

De San Valentín se guardaban reliquias en Calatayud o Toro, pero hasta 1948 nadie en España asociaba a este santo italiano del siglo III con los enamorados. Fue el avispado José «Pepín» Fernández, fundador de Galerías Preciados, quien trajo la tradición anglosajona de regalar flores, regalos o dulces a la persona amada.

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San Cirilo y San Metodio Monje y Obispo copatronos de Europa (siglo IX).


Son los copatronos de Europa. Dos hermanos de sangre y de espíritu. Más aún, también de apostolado y de misión. Los dos arribaron a la santidad entregándose a la salvación de sus hermanos los eslavos y luchando por la fidelidad a la Iglesia de Roma.

Hoy y siempre ha sido el tema del "ecumenismo" algo básico para la Iglesia y ellos pueden ser considerados como modelos para tenerlos presentes en estos tiempos que tanto se habla y se escribe sobre ello. Su profesor y jefe eclesiástico, Focio, que llegaría a ser patriarca de Constantinopla y que rompería con Roma, no pudo conseguir que los dos hermanos siguieran sus huellas.

Nacieron en Salónica, hermosa y antigua ciudad de la Macedonia griega. Metodio parece que nació el 815 y su hermano Cirilo unos doce años después, el 827. Su padre era un grado muy elevado en la carrera militar y muy versado en teología, filosofía y ciencias. Su biblioteca era muy rica y entre los libros poseía las obras de varios Santos Padres. Tuvieron siete hijos, Metodio era el mayor y Cirilo el menor de ellos.

Metodio, siendo aún muy joven, ya fue nombrado gobernador de la provincia de Macedonia. Antes había estudiado jurisprudencia. También Cirilo se perfeccionó en toda clase de estudios de su tiempo. Los dos llamaban la atención por su gran erudición y no menos por su virtud ya que de todos eran muy respetados y presentados como modelos.

Metodio y Cirilo fueron enviados a diversas regiones con la misión de llevar la paz y la religión cristiana. Ambos conocían muy bien la lengua eslava y trataban de aprender cuantos dialectos o idiomas encontraban a su paso para mejor poder dejarse entender de aquellos a los que intentaban evangelizar. Al pasar por Quersón San Cirilo encontró las reliquias del Papa San Clemente juntamente con el áncora que había servido para martirizarle y después quiso trasladarlas a Roma.

Los dos ocuparon cátedras de filosofía y otras materias llamando poderosamente la atención por su gran sabiduría. Pronto el Papa y los obispos les encomendaron delicadas misiones para extender la fe de Jesucristo por diversos países eslavos... hasta tal punto que se dice que a ellos se debe la conversión de Bulgaria al cristianismo.

En sus muchas correrías apostólicas pronto se dieron cuenta de que la mayor dificultad para entenderse entre sí era el idioma. Por ello Cirilo y Metodio que conocían muy bien el latín y el eslavo decidieron hacer una lengua escrita con el alfabeto propio, llamado cirílico, para aquel enjambre de idiomas o dialectos que encontraban a su paso. Pronto traducen a este nuevo idioma o escritura la liturgia de la Iglesia y éste fue un gran paso en su terreno misionero, ya que todos los convertidos podían enterarse con claridad de cuanto en la liturgia oraban.

El Papa Adriano II llama a los dos hermanos a Roma y les aprueba muy gustoso este nuevo método misionero ya que se ha probado su eficacia por los ricos tesoros de conversiones que recoge. El Papa ordena sacerdote a Metodio y celebra la Misa en eslavo. Mientras esto sucede en Roma, Focio, su antiguo profesor y jefe, rompe con la silla de Pedro tratando de formar una Iglesia separada.

Cirilo abrazó la vida monástica y se entregó de lleno a aquel género de vida austera renunciando así, al honor del episcopado con que quería galardonarle el papa Adriano II. Metodio, en cuyos brazos descansó su hermano, quiso trasladar su cuerpo a Salónica... y él siguió trabajando, después como Obispo y Misionero, con todas sus fuerzas. Era el 14 de febrero de 869.

San Metodio nombrado después Arzobispo de Moravia trabajó con celo contra el cismático Focio y sus secuaces, y el martes Santo, 6 de abril del 885 descansó en el Señor.

 

 

 

sábado, 11 de febrero de 2023

NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

El 11 de febrero.

En 1858, la Virgen María se apareció dieciocho veces a la joven de 14 años  Sta. Bernardette Subirous, en Massabielle, Lourdes (Francia).

"Virgen de Lourdes" te pedimos la salud de los enfermos.

Las apariciones comenzaron el 11 de febrero, y las primeras fueron silenciosas  (la vidente ni sabía que fuera la Virgen). En la tercera aparición, del 18 de febrero, la Señora pidió que Bernardita fuera allí durante quince días, y le dijo: "No te prometo la felicidad en este mundo sino en el otro." El 24 volvió a hablar y exhortó a hacer penitencia. 

En posteriores apariciones, volvió a insistir en la necesidad de hacer penitencia. El 2 y el 3 de marzo pidió la construcción de una capilla. 

El 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación y la Encarnación, la Dama se identificó diciendo "Soy la Inmaculada Concepción." En la aparición del 7 de abril se produjo el milagro del cirio, que quemó la mano de la vidente sin provocarle dolor ni daño alguno. Y la última aparición fue silenciosa, el 16 de julio, festividad de Ntra. Sra. del Carmen.

A los cuatro años, en 1862, el obispo de Tarbes declaró auténticas las apariciones, y Pío IX autorizó la veneración de la Virgen María en Lourdes.

Pío X estableció, para toda la Iglesia, la celebración de la memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes.
 En 1953, Pío XII publicó la encíclica "Fulgens Corona", en la que decía que con estas apariciones, parecía que el Cielo quiso rubricar el dogma de la Inmaculada Concepción.  

El Comité Internacional de Lourdes, ha declarado hasta la fecha, setenta curaciones inexplicables por la intercesión de Ntra. Señora de Lourdes. Su asistencia a los enfermos ha sido tanta, que en este día se celebra la jornada mundial del enfermo.

El mensaje de la Virgen en Lourdes nos exhorta a hacer oración y penitencia. Que lo escuchemos y pongamos en práctica, para así favorecer la conversión propia y del prójimo.

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HISTORIA

El 11 de febrero de 1858, en la villa francesa de Lourdes, a orilla del río Gave, Nuestra Madre, Santa María manifestó de manera directa y cercana su profundo amor hacia nosotros, apareciéndose ante una niña de 14 años, llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous.


La historia de la aparición empieza cuando Bernardita, quien nació el 7 de enero de 1844, salió, junto a dos amigas, en búsqueda de leña en la Roca de Masabielle. Para ello, tenía que atravesar un pequeño río, pero como Bernardita sufría de asma, no podía meter los pies en agua fría, y las aguas de aquel riachuelo estaban muy heladas. Por eso ella se quedó a un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar la leña.

Fue en ese momento, que Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra Madre, experiencia que sellaría toda su vida, "sentí como un fuerte viento que me obligó a levantar la cabeza. Volví a mirar y vi que las ramas de espinas que rodeaban la gruta de la roca de Masabielle se estaban moviendo. En ese momento apareció en la gruta una bellísima Señora, tan hermosa, que cuando se le ha visto una vez, uno querría morirse con tal de lograr volverla a ver".

"Ella venía toda vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie. Me saludó inclinando la cabeza. Yo, creyendo que estaba soñando, me restregué los ojos; pero levantando la vista vi de nuevo a la hermosa Señora que me sonreía y me hacía señas de que me acercara. Pero yo no me atrevía. No es que tuviera miedo, porque cuando uno tiene miedo huye, y yo me hubiera quedado allí mirándola toda la vida. Entonces se me ocurrió rezar y saqué el rosario. Me arrodillé. Vi que la Señora se santiguaba al mismo tiempo que yo lo hacía. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella escuchaba las Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus manos las cuentas del rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre, Ella lo decía también, inclinando un poco la cabeza. Terminando el rosario, me sonrió otra vez y retrocediendo hacia las sombras de la gruta, desapareció".

A los pocos días, la Virgen vuelve a aparecer ante Bernardita en la misma gruta. Sin embargo, al enterarse su madre se disgustó mucho creyendo que su hija estaba inventando cuentos -aunque la verdad es que Bernardita no decía mentiras-, al mismo tiempo algunos pensaban que se trataba de un alma del purgatorio, y a Bernardita le fue prohibido volver a la roca y a la gruta de Masabielle.

A pesar de la prohibición, muchos amigos de Bernardita le pedía que vuelva a la gruta; ante ello, su mamá le dijo que consultara con su padre. El señor Soubiruos, después de pensar y dudar, le permitió volver el 18 de febrero.

Esta vez, Bernardita fue acompañada por varias personas, que con rosarios y agua bendita esperaban aclarar y confirmar lo narrado. Al llegar todos los presentes comenzaron a rezar el rosario; es en ese momento que Nuestra Madre se aparece por tercera vez. Bernardita narra así esta aparición: "Cuando estábamos rezando el tercer misterio, la misma Señora vestida de blanco se hizo presente como la vez anterior. Yo exclamé: 'Ahí está'. Pero los demás no la veían. Entonces una vecina me acercó el agua bendita y yo lancé unas gotas de dicha agua hacia la visión. La Señora se sonrió e hizo la señal de la cruz. Yo le dije: 'Si vienes de parte de Dios, acércate'. Ella dio un paso hacia delante".

Luego, la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

Luego de este intenso momento que cubrió a todos los presentes, la noticia de las apariciones se corrió por toda el pueblo, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, aunque otros se burlaban.

Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858 hubo 18 apariciones. Éstas se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones y que desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia.

APARICIONES

En la cuarta aparición, el domingo 21 de febrero, la Santísima Virgen lanzando una mirada de tristeza hacia la multitud, dijo a la niña vidente: "Es necesario rezar por los pecadores".

Luego, el 25 de febrero, la Santa Madre le dijo: "Vete a tomar agua de la fuente", la niña creyó que le pedía que vaya a tomar agua del río Gave, pero la Madre le señaló que escarbara en el suelo. Bernardita empezó a escarbar y la tierra se abrió y comenzó a brotar agua. Desde entonces aquel manantial ha manado agua sin cesar, un agua prodigiosa donde se han conseguido milagrosas curaciones de miles y miles de enfermos. Este manantial produce cien mil litros de agua al día continuamente desde aquella fecha hasta hoy.

Al día siguiente, la Virgen María subrayó: "Es necesario hacer penitencia", entonces Bernardita al momento empezó a realizar algunos actos de penitencia. Asimismo, la Virgen le dijo: "Rogarás por los pecadores...Besarás la tierra por la conversión de los pecadores". Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra.

Más adelante, el 2 de marzo la Virgen le dice a Bernardita que les diga a los sacerdotes que Ella desea que construyan allí un templo y que vayan en procesión.

El 25 de marzo, al verla más amable que nunca, Bernardita le pregunta varias veces: Señora, ¿quiere decirme su nombre? La Virgen sonríe y al fin, ante la continua insistencia de la niña, eleva sus manos y sus ojos hacia el cielo y exclama: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.

Finalmente, el 6 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, Nuestra Señora se apareció más hermosa y más sonriente que nunca he inclinado la cabeza en señal de despedida, desapareció. Ya nunca más la volvió a ver Bernardita en esta tierra. Hasta esa fecha la Virgen se apareció a Bernardita 18 veces, desde el 11 de febrero.

EL MENSAJE DE LA VIRGEN

 El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, puede resumirse en los siguientes puntos:

1.- Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes por Pio IX (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.

2.- Derramó innumerables gracias de sanaciones físicas y espirituales, para que nos convirtamos a Cristo en su Iglesia.

3.- Es una exaltación a la virtud de la pobreza y humildad, aceptadas cristianamente al escoger a Bernadette como instrumento de su mensaje.

4.- Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz. "Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro".

5.- En todas la apariciones vino con su Rosario: La importancia de rezarlo.

6.- Importancia de la oración, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.

7.- Importancia de la conversión y la confianza en Dios.

En 1876, se edificó allí la actual Basílica, uno de los lugares de peregrinación del mundo Católico. Bernadette fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.

De esta manera, Lourdes se convirtió en uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.

La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.

LOS PRIMEROS MILAGROS

26 de febrero

El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a él, sino a toda la población.

Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo severamente lastimado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy cristiano, quien mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella. Comenzó a gritar de alegría. Las tinieblas habían desaparecido, no le quedaba más que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose.

Los médicos habían dicho que el jamás se curaría. Al examinarlo de nuevo no quedó más remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre: milagro. Y lo más grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista.

Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.

4 de marzo

Siguiendo su costumbre, Bernardita, antes de dirigirse a la gruta, asistió a la Santa Misa. Al final de la aparición, tuvo una gran tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen?

La Virgen siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una manifestación de su bondad: un gran milagro, un milagro maternal.

Un niño de dos años estaba ya agonizando, se llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba poco a poco desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto. La Madre en su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente. El niño no daba señales de vida. La madre lo metió 15 minutos en el agua que estaba muy fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la respiración del niño.

Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva, sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas.

Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de primer orden.

LOS SIGNOS DE LOURDES

El Agua

El jueves 25 de febrero, la Señora dijo a Bernardita: "Vete a beber y a lavarte en la fuente". Aquero ("Aquello") me dijo que fuera a beber y a lavarme en la fuente. Al no ver nada, yo iba a beber en el Gave, pero ella me señaló con el dedo que fuera a la roca. Fui y encontré un poco de agua cenagosa tan escasa que apenas pude recoger en el cuenco de la mano. Yo la escupí por tres veces por lo sucia que estaba. A la cuarta vez ya pude beber


El Evangelio nos narra la escena siguiente: Jesús, cansado del camino, se sentó al lado de un pozo. Una mujer vino a sacar agua. Jesús le dijo: "El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." (Juan 4,14)
El agua de Lourdes es el signo de esta "agua viva" que ofrece Jesús. 

La Roca

Bernardita vio a la Virgen 18 veces en la Gruta de Massabielle. 

La Biblia nos dice que Dios es nuestra roca. Es la roca en que podemos apoyarnos.
«Dios mío, roca mía, refugio mío... ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?... ¡Viva el Señor, bendita sea mi Roca!» (Salmo 17).

Las Velas

De día y de noche, en verano y en invierno, están ardiendo las velas delante de la Gruta. La vela representa la luz de la fe. 

Esta luz es Cristo.
«Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan 8,12).

Las multitudes

Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia, reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.

Los Enfermos

Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia, reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.

BIOGRAFÍA DE SANTA BERNADETTE DE SOUBIROUS

 Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración.


Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15).

En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama: "Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás tampoco las decían nunca!

Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo: "No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así sucedió. La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.

Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.

Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora, ¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio.

Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde, a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta.

Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó.

En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores".

Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están haciendo una obra buena.

Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra".

Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir.

Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es".

 
Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo.

Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre.

El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.

A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa.

UN HECHO INSÓLITO

 Santa Bernadette, la vidente de Lourdes, murió en 1879 a los 35 años de edad. Su cuerpo fue desenterrado debido al proceso de canonización.


Su cuerpo fue sometido a tres exhumaciones, en 1909, 1919 y 1925.
En la primera se comprobó que el cuerpo había permanecido intacto, en los detalles de las uñas, el cabello y los dientes. Mientras que la fuerte humedad había hecho desaparecer los rastros de ropa y el Rosario, se la volvió a vestir y sepultar.
La segunda exhumación confirmó la misma situación de diez años antes, con la diferencia de que el cuerpo ahora parecía más oscuro.
La tercera exhumación tuvo lugar en la víspera de la beatificación de Bernardette en 1925. Esta vez, el cuerpo mostró claros signos de descomposición. La humedad había realizado su trabajo. En esa ocasión también se realizó una autopsia, que mostró que los órganos internos estaban en parte intactos, en particular el hígado. Dado que se autorizó que el cuerpo sea expuesto, se cubrió su rostro y manos con una capa de cera color natural, dando la apariencia que posee hoy.
Se la vistió con el hábito y se la guardó en un precioso relicario en la capilla del convento de Saint Gildard, en Nevers, donde permanece hasta nuestros días, en la posición con la cual fue sepultada: la cabeza girada un poco hacia el hombre izquierdo y sus manos entrelazadas en forma de oración.
El 8 de diciembre de 1933, durante el “año santo de la Redención y Jubileo extraordinario el papa Pío XI proclamó “santa” a Bernadette Soubirous. Hoy, con una población de aproximadamente 15.000 habitantes, Lourdes recibe la visita de unos 9.000.000 de peregrinos por año.

"Virgen de Lourdes" te pedimos la salud de los enfermos.

Algunos datos son de https://www.aciprensa.com/recursos/nuestra-senora-de-lourdes-1090

 

 

 

viernes, 10 de febrero de 2023

SANTA ESCOLÁSTICA.

 10 de febrero Santa Escolástica. Virgen.

Tenemos una valiosa información de su vida contada por San Gregorio Magno. (*)

   Era hermana gemela de San Benito, habiendo nacido en Nursia, Italia, el 3 de marzo del 480. Hija de Eutropio y Abundancia, eran de familia noble. Su madre murió de parto siendo ella niña, y en un testamento  espiritual, le había dejado dicho: "El mayor elogio que puede hacerse de una doncella es su piedad."

  Sobre sus veinte años, su hermano inició los pasos para la fundación de la Orden que se conocerá con su nombre, y que daría lugar a la erección del monasterio de Montecasino, en Subíaco.  Y cerca de esa abadía, sobre el 529, ambos hermanos fundaron el monasterio femenino de Piumarola, del que Sta. Escolástica sería abadesa.

  En una casa a medio camino entre sus monasterios, se visitaban una vez al año para engolfarse en conversaciones piadosas y alabanzas a Dios. Y en uno de estos encuentros anuales, que parece que era el primer jueves de Cuaresma,  al atardecer, San Benito invitó a su hermana a poner fin a la reunión, por ser ya la hora de retirarse según la regla, a lo que Sta. Escolástica le pidió que siguieran la conversación toda la noche, para "hablar de la alegría de la vida celestial"
. Ante el severo reproche de Benito, Escolástica juntó las manos y permaneció en oración. Y efectivamente, pocos instantes después pareció que se abrían las cataratas del cielo: el aguacero y los truenos obligaron a San Benito a desistir de regresar al monasterio, pero le echó la culpa a la hermana que cándidamente replicó: “Pues bien, yo te lo pedí y no me quisiste escuchar; pedí al Señor y Él si me escuchó; vete si puedes, y regresa al monasterio”. Y entendiendo San Benito, que se trataba de un milagro, aceptó quedarse aquella noche.
“Pudo más ante Dios porque amó más”, comenta San Gregorio Magno.

  En el lugar del prodigio se construyó la llamada “iglesia del coloquio” y en recuerdo de ese episodio.

  Tres días más tarde, San Benito, durante la oración, vio el alma de Sta. Escolástica emigrar hacia el Cielo en forma de paloma. Era el 10 de febrero del año 547 y ella tenía 66 años. 


   Ambos hermanos siempre estuvieron muy unidos, y hasta en la muerte, pues San Benito falleció cuarenta días después. 


   Sta. Escolástica es invocada para pedir la lluvia y contra los rayos.
(*) Cfr. San Gregorio Magno:  "Segundo Libro de los Diálogos" Capítulos 33 y 34.

Oración a Santa Escolástica:

   Oh Dios, que nos mostraste hacia donde la inocencia conduce, Tú hiciste que el alma de la virgen Santa Escolástica se elevara al cielo como una paloma en vuelo. Obtenedme a través de ella por sus méritos y sus oraciones que podamos así vivir en la inocencia para lograr las alegrías eternas. Te lo pedimos a través de Nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria



martes, 7 de febrero de 2023

SAN RICARDO (LAICO)

7 de febrero, San Ricardo.

Nació en el s.VII, en fecha ignota, en el Reino de Wessex, en Sajonia Occidental, al Oeste de Inglaterra. No era propiamente rey, sino señor cuasimonarca.

Fue un dechado de virtudes, temeroso de Dios, que se recogía en la oración con una piedad ejemplarísima. Era penitente, austero, y un preclaro benefactor de la humanidad, que prodigaba caridad para con los menesterosos.

También fue taumaturgo, pues Dios realizó milagros a través de San Ricardo, tales como curaciones de enfermos y moribundos.

Se casó con la noble Sta. Wuna de Wessex (hermana del mártir obispo misionero de Alemania San Bonifacio) y ambos esposos supieron inculcar a su prole, su misma religiosidad, consiguiendo un logro encomiable: que sus hijos llegaran a los altares. No uno, ni dos, sino sus tres hijos fueron santos. San Ricardo es el padre de San Winibaldo, San Willibaldo y la abadesa Sta. Walburga.

¡Una familia de santos!

Cuando sin saberlo se acercaba el final de su vida, inició una peregrinación hacia Tierra Santa con escala en Roma, que es relatada por la monja Hugeburc de Heidenheim, en su libro Hodoeporicon (que es la biografía de San Willibaldo). Se embarcó con sus tres hijos en Hamble Haven (Sta. Wuna no les acompaño porque habiá fallecido el 710). Atravesaron el Canal, llegaron hasta Neustria, fueron a Rouén, y se encaminaron hacia Italia, donde mientras se encontraban en Lucca, (Toscana), falleció San Ricardo. Era el año 722. 

 

 

jueves, 2 de febrero de 2023

SAN BLAS OBISPO Y MARTIR

 3 de febrero, San Blas, obispo y mártir. 

Se conocen cuatro Actas de los historiadores bolandistas que nos hablan de su vida.
Nació en el s. II, en Sebaste, Armenia.


Era médico e inició vida de ermitaño, adornado de grandes virtudes, tales como humildad, castidad, piedad, mortificación, etc.

Fue elegido obispo de Sebaste. Y durante la persecución del tirano emperador Diocleciano (que duró del 303 al 313), siendo gobernador de Capadocia Agrícola, huyendo, se refugió en el campo, en una cueva , de la que salía de tanto en cuanto para auxiliar a los cristianos. Así, ocultando que era obispo, entraba en prisiones a visitar a cristianos encarcelados y una vez allí les confesaba, les daba la comunión, les exhortaba a la perseverancia, etc. Transcurrido cierto tiempo, le descubrieron, y le ofrecieron la libertad si sacrificaba a los ídolos, a lo que él se negó, de modo que lo condenaron a tortura y muerte.

Fue arrojado al mar, y en vez de ahogarse, milagrosamente caminó sobre las aguas. Después fue torturado con peines de hierro que le desgarraron sus carnes, y finalmente fue degollado.

San Blas, a quien cortaron el cuello, es protector de enfermedades de la garganta, también por razón del milagro que en cierta ocasión realizó, cuando una madre le llevó a su hijo pequeño que se estaba ahogando por la ingesta de un trozo de pescado del que se le había clavado una espina en la garganta, y San Blas le impuso las manos y se curó milagrosamente. Por todo ello se conserva la costumbre de bendecir en su día las gargantas, pidiendo la salud frente a las enfermedades. Y por ello es también patrono de los otorrinolaringólogos.

Además, en su fiesta se bendicen frutos y caramelos, porque San Blas anunció que a quien a él pida que Dios le bendiga sus cosas, le irá bien.

Que con la bendición de los frutos y las gargantas le pidamos su protección, y que nos abra la boca para proclamar las alabanzas de Dios y anunciarlo a todos los hombres.

 

 

PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TEMPLO

El 2 de Febrero se celebra la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Virgen María.

PASADOS CUARENTA DÍAS del nacimiento de Jesús, la Sagrada Familia viaja al Templo de Jerusalén con el fin de cumplir dos prescripciones de la Ley: la presentación del primogénito (cfr. Ex 13,2.12-13) y la purificación de la madre (cfr. Lv 12,2-8). Ambos misterios –tratándose del hijo de Dios y de la Inmaculada– están unidos en la fiesta de hoy. 
La presentación del primer hijo, por un lado, hacía memoria de la salvación de los primogénitos hebreos en Egipto. Según la ley de Moisés, el varón primogénito era propiedad de Dios y debía ser «consagrado al Señor» (Lc 2,23), así que esta ceremonia era considerada una especie de «rescate». Por otro lado, la purificación de la madre se realizaba cuarenta días después del parto. Hasta ese momento la mujer no podía acercarse a los lugares sagrados, ya que al dar a luz quedaba marcada por una cierta impureza. En la ceremonia de purificación se ofrecía un doble sacrificio: un cordero y una tórtola o pichón; pero si la mujer era pobre, podía ofrecer dos tórtolas o dos pichones. «Esta vez serás tú, amigo mío, quien lleve la jaula de las tórtolas. ¿Te fijas? Ella –¡la Inmaculada!– se somete a la Ley como si estuviera inmunda»1. El evangelista precisa que María y José ofrecieron el sacrificio de los pobres (cfr. Lc 2,24).



«De pronto entrará en el santuario el Señor» (Ml 3,1), dice el profeta Malaquías. Se trata de un momento único y hermoso: el Hijo de Dios entra en su propio Templo. Por eso canta el salmo 23: «¡Puertas, alzad los dinteles! ¡Elevaos, puertas eternas! Va entrar el Rey de la Gloria. ¿Quién es este Rey de la Gloria? El Señor, fuerte y valeroso» (Sal 23, 7-10). Sin embargo, el «Dios fuerte» no quiso entrar en el Templo al son de trompetas, sino como un niño más, en medio de un ir y venir constante de personas, entre peregrinos, devotos, sacerdotes y levitas; nadie era consciente de lo que a su lado estaba sucediendo. Solo dos ancianos, Simeón y Ana, tendrán en sus brazos al «Rey de la Gloria». Por eso, la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo «es la fiesta del encuentro: la novedad del Niño se encuentra con la tradición del templo; la promesa halla su cumplimiento; María y José, jóvenes, encuentran a Simeón y Ana, ancianos. Todo se encuentra, en definitiva, cuando llega Jesús»

 

 SIMEÓN era un «hombre, justo y temeroso de Dios, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él. Había recibido la revelación del Espíritu Santo de que no moriría antes de ver al Cristo del Señor» (Lc 2,25-26). Simeón estaba siempre preparado para el encuentro con Dios porque, como las vírgenes sensatas de la parábola, llevaba la alcuza llena de aceite. Es un anciano que gozaba de la permanente juventud que otorga la esperanza. Movido por el Espíritu, subió al Templo a rezar. Al ver a la familia que venía de Belén, y al posar su mirada en el niño, se dio cuenta de que no era uno de los muchos que cada día se presentaban en el Templo. En ese bebé que cogió en sus brazos se cumplían todas las profecías: era el esperado, el primogénito de una nueva humanidad, el consagrado del Padre.

«Simeón no se había dejado desgastar por el paso del tiempo. Era un hombre ya cargado de años, y sin embargo la llama de su corazón seguía ardiendo. En su larga vida habrá sido a veces herido, decepcionado; sin embargo, no perdió la esperanza. Con paciencia, conservó la promesa, sin dejarse consumir por la amargura del tiempo pasado o por esa resignada melancolía que surge cuando se llega al ocaso de la vida. La esperanza de la espera se tradujo en él en la paciencia cotidiana de quien, a pesar de todo, permaneció vigilante, hasta que por fin “sus ojos vieron la salvación” (cfr. Lc 2,30)»3.

Con el auxilio del Espíritu Santo, Simeón llamó al niño «luz» de todos los pueblos (cfr. Lc 2,29-35). La liturgia de hoy se inicia con una procesión de candelas, con la que se significa que Cristo es la luz que viene al mundo para iluminar a unos hombres que, sin Dios, tropiezan. La palabra de Dios, decía san Josemaría, es «luz y esperanza en los corazones»4. Allí probablemente estaba parte del secreto de Simeón para mantener viva aquella juventud: en su apertura sincera, siempre con mirada nueva, a lo que Dios le dice.

DESPUÉS de Simeón, la familia de Belén se encuentra con Ana, una profetisa de edad avanzada que acudía cada día al Templo, «sirviendo con ayunos y oraciones noche y día» (Lc 2,37). Esta anciana viuda, después de encontrarse con el Niño, alababa a Dios y le hablaba de él «a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén» (Lc 2,38). Ambos ancianos profetizan que Jesús es el Mesías esperado, y sospechan que su muerte y resurrección salvará a todas las naciones.

En la escena palpita la presencia del Espíritu Santo, que mueve «los pasos y el corazón de quienes lo esperan. Es el Espíritu que sugiere las palabras proféticas de Simeón y Ana, expresiones de bendición, de alabanza a Dios, de fe en su Consagrado, de agradecimiento porque por fin nuestros ojos pueden ver y nuestros brazos estrechar su salvación»5. En Simeón y en Ana descubrimos a dos personas dóciles a las mociones divinas. El Espíritu Santo era el motor de sus vidas, «estaba en ellos», les guiaba, les empujaba, hablaba en sus corazones. Son un icono de santidad, porque escuchan y anuncian la Palabra de Dios, buscando decididamente el rostro de Cristo.

 

«En el templo, Jesús viene a nuestro encuentro y nosotros vamos a su encuentro. Contemplamos el encuentro con el viejo Simeón, que representa la espera fiel de Israel y el júbilo del corazón por el cumplimiento de las antiguas promesas. Admiramos también el encuentro con la anciana profetisa Ana, que, al ver al Niño, exulta de alegría y alaba a Dios. Simeón y Ana son la espera y la profecía, Jesús es la novedad y el cumplimiento: Él se nos presenta como la perenne sorpresa de Dios; en este Niño nacido para todos se encuentran el pasado, hecho de memoria y de promesa, y el futuro, lleno de esperanza»6. Podemos imaginar cómo habrán admirado Simeón y Ana a la Virgen María, quien había llevado aquella esperanza en su seno. Ella puede interceder para que en nuestra vida nunca falte el aliento del Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas.


Hoy, 2 de febrero, celebramos también “la Fiesta de la Virgen de la Candelaria”, coincidiendo con la celebración de “la Presentación del Señor” y “la Purificación ritual de la Virgen María”. Esta fiesta tiene una larga historia, durante la cual fue tomando la forma y el carácter que hoy posee.

A mediados del siglo V ya se celebraba la “Fiesta de las luces”, en la que los fieles devotos de la Virgen salían en procesión con velas encendidas en las manos. Hay quienes señalan que dicha costumbre comenzó en Oriente con el nombre de “Encuentro” y luego se extendió a Occidente durante el siglo VI, llegando incluso a celebrarse en la ciudad de Roma, con marcado carácter penitencial.

Aunque el origen de esta festividad no está del todo determinado, se sabe que para el siglo X las procesiones con velas realizadas en honor a la Virgen eran muy populares y en algunos lugares se celebraban con mucha solemnidad.

 

 

miércoles, 1 de febrero de 2023

SAN CECILIO DE GRANADA

 El 1 de Febrero es el día del Patrón de Granada: San Cecilio.

Aunque sea el patrón de la ciudad no es un día festivo, así que la romería se celebra al primer domingo de febrero. En la romería del domingo, el escenario es el monte más bonito de Granda: el Sacromonte.

San Cecilio es el actual patrón de Granada por su importante papel en la historia de la ciudad, ya que fue el primer obispo de Granada cuando aún estaba dominada por los romanos y se la conocía como Ilíberis.

Gracias a San Cecilio se levantó el gran monumento que es hoy la Abadía del Sacromonte, uno de los monumentos más relevantes de Granada. 

Además ser el primer obispo de Granada, a San Cecilio se le conoce como el primer mártir cristiano, junto a sus seguidores San Hisicio y San Patricio, ya que, murió martirizado por los soldados del emperador Nerón en un horno de cal en el monte Ilipulitano por no renegar su fe en Jesucristo.

La tradición manda visitar las catacumbas del santo patrón, en la Abadía del Sacromonte. Aquí tienen lugar durante el fin de semana diversas ceremonias religiosas.

El primer domingo de febrero la celebración en el monte dura todo el día.Tras la misa, cientos de personas se reunen en la explanada y es típico que se repartan habas de la Vega de Granada y las típicas "salaíllas".
También se canta y baila "la Reja" y otros bailes típicos, gracias a los grupos y asociaciones que vienen a actuar este día al Sacromonte.
Esta popular romería se celebra en Granada desde principios del siglo XVII.

Cuenta la historia que San Cecilio fue enviado junto con Isio y Tesifón por San Pedro a Hispania para su evangelización.
Vinieron a Granada y cuando estaban reunidos en las catacumbas de este monte con otros nueve sacerdotes fueron sorprendidos por los romanos y martirizados.

Sus discípulos escribieron la historia en unas láminas de plomo y las escondieron entre dos piedras, una blanca y otra negra, que fueron arrojadas al río Darro.
Estas láminas fueron encontradas en 1595, y enviadas a Roma, donde se conservan las originales, para que confirmaran su autenticidad.
A partir de este acontecimiento, se construyeron sobre las catacumbas una Abadía y una Colegiata. Es la Abadía del Sacromonte.

Antiguamente, durante la romería, las jovencitas en edad casadera debían tocar la piedra blanca si querían conseguir marido; tocar la otra auguraba todo lo contrario. Así que ya sabéis, la elección es vuestra.


La historia del Sacromonte comenzó cuando en 1595 varios buscadores de oro hallaron en el Monte Valparaíso, monte que conduce a la Abadía del Sacromonte, una mina cerrada por los cristianos tras la conquista árabe con el fin de proteger los tesoros y que no acabarán siendo encontrados por los enemigos. En esta mina del Monte Valparaíso se descubrieron una serie de restos humanos que se encontraban junto a una lámina hecha con plomo que contenía unos caracteres inusuales grabados a buril, los cuales, describian el martirio sufrido por Mesitón, uno de los mártires encontrados allí.

Este hallazgo supuso un antes y un después en la historia de Granada, ya que no fue el único hallazgo, siendo este solo el primero de muchos otros descubrimientos relacionados que surgieron posteriormente en el mismo Monte Valparaíso del Sacromonte, unos hallazgos que fueron promovidos y financiados por el que en aquel entonces era arzobispo de Granada, Pedro de Castro. 

Pasados cinco días desde que se dió el primer hallazgo se encontró una nueva placa que esta vez describia la historia como mártir de Hiscio durante el segundo año de reinado de Nerón. De este modo fue como el Monte Valparaíso comenzó a considerarse un monte sagrado.

Tesifón fue el protagonista del tercer plomo que se encontró en esta montaña del Sacromonte. Se trataba de otro apóstol, en este caso de origen árabe, que se convirtió al cristianismo, por lo que fue martirizado. Tesifón era su nombre como cristiano, aunque antes de convertirse se le conocía como Aben Attar.


Tras estos tres hallazgos consecutivos las excavaciones en el Monte Valparaíso continuaron, descubriendo unos libros hechos de plomo con hojas redondas que se conservaban durante siglos en unas piedras horadadas. 

En total se encontraron  22 libros de plomo alrededor de donde se ubica la Abadía del Sacromonte, todos ellos de gran importancia para la historia de Granada, aunque entre ellos el más relevante fue una lámina hallada por Isabel Ruiz que contenía una inscripción latina que desvelaba el martirio que sufrió San Cecilio el 1 de febrero del año 55. Esta importante placa con la historia de San Cecilio se convirtió con el tiempo en la primera piedra de lo que es hoy el monumento de la Abadía del Sacromonte.

Historia escrita en plomo

El descubriento de los libros plúmbeos llegó en un momento crucial de la historia. En 1568 los moriscos de las Alpujarras se rebelan y la orden de su expulsión estaba cerca (lo ejecutaría Felipe III en 1609). «Con los libros religiosos legados por Valparaíso, los moriscos del antiguo reino de Granada no pretendieron más que provocar una opinión favorable a su causa, que no era otra que la de continuar viviendo en la tierra que les había visto nacer», escribe César Girón. Los libros querían demostrar que existía una tradición cristiana en Granada anterior a la dominación musulmana. Y casi lo consiguen. Pero mientras que el Vaticano avaló la autenticidad de las reliquias, consideró heráticos los plomos que fueron trasladados al Vaticano en 1642 y devueltos a la ciudad tres siglos despues. Estamos en la «ancha zona de los misterios de la historia» como apuntó Juan Sánchez Ocaña en un artículo escrito en IDEAL. Hoy se consideran unos documentos «falsos históricos» que «fueron escritos por extraños y depositados en aquellos parajes con una intención».


SAN CECILIO DESPLAZA A SAN GREGORIO
. Y bien que los moriscos y sus inventos consiguieron desplazar a San Gregorio del corazón de los granadinos. En 1599, los Caballeros Veinticuatro se acojonaron por la mortal epidemia de peste que diezmó la ciudad; corrieron al Monte Sacro a pedir la intercesión de San Cecilio, el flamante santo local. Decían que el nuevo mártir obraba todos los milagros que se le solicitaban las crédulas gentes del XVI.

El arzobispo Pedro de Castro, en su vehemencia y sus creencias de predestinación personal, no dudó un solo instante sobre la veracidad de los hallazgos. En el Concilio provincial de 1600 se declararon auténticas las reliquias del supuesto San Cecilio (también las de Isicio y Tesifón) halladas en las cuevas de Valparaíso. Como quiera que una plancha de plomo decía que fue martirizado y quemado, allí mismo, el 1 de febrero del segundo año del mandato del emperador Nerón (año 64), pues ése día quedó fijada su fiesta litúrgica. La festividad de San Cecilio del calendario cristiano se trasladó del 15 de mayo al 1 de febrero.

A la decisión religiosa le siguió un acuerdo oficial del Cabildo, de 30 de enero de 1601, por el que se declaró patrón de la ciudad de Granada también a San Cecilio. En agosto de 1610 fue inaugurada la obra de la Abadía del Sacromonte para albergar reliquias y libros; también para llenarse de religiosos, estudiantes y cultura.

Así conviven desde hace 417 años un santo que fue real y otro que nació de una realidad inventada por el pueblo morisco y sus compinches, pero que ha generado una imponente institución religiosa, cultural y social durante los últimos cuatro siglos de historia granadina. Y un día de holganza para sus habitantes.

El Sacromonte, se convirtió entonces en un lugar de peregrinación para rendir culto a los restos de San Cecilio (Patrón de Granada) junto a los de los otros once mártires cristianos que se encontraron. Fue entonces cuando el Monte Valparaíso, que conduce hacia las Santas Cuevas del Sacromonte, se llenó de cruces que rendían culto a los primeros cristianos, motivo por el que don Pedro de Castro se propuso construir una gran Abadía ubicada junto a las Santas Cuevas del Sacromonte.