El 11 de febrero.
En 1858, la Virgen María se apareció dieciocho veces a la joven de 14 años Sta. Bernardette Subirous, en Massabielle, Lourdes (Francia).
"Virgen de Lourdes" te pedimos la salud de los enfermos.
Las apariciones comenzaron el 11 de febrero, y las primeras fueron silenciosas (la vidente ni sabía que fuera la Virgen). En la tercera aparición, del 18 de febrero, la Señora pidió que Bernardita fuera allí durante quince días, y le dijo: "No te prometo la felicidad en este mundo sino en el otro." El 24 volvió a hablar y exhortó a hacer penitencia.
En posteriores apariciones, volvió a insistir en la necesidad de hacer penitencia. El 2 y el 3 de marzo pidió la construcción de una capilla.
El 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación y la Encarnación, la Dama se identificó diciendo "Soy la Inmaculada Concepción." En la aparición del 7 de abril se produjo el milagro del cirio, que quemó la mano de la vidente sin provocarle dolor ni daño alguno. Y la última aparición fue silenciosa, el 16 de julio, festividad de Ntra. Sra. del Carmen.
A los cuatro años, en 1862, el obispo de Tarbes declaró auténticas las apariciones, y Pío IX autorizó la veneración de la Virgen María en Lourdes.
Pío X estableció, para toda la Iglesia, la celebración de la memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes.
En 1953, Pío XII publicó la encíclica "Fulgens Corona", en la que decía que con estas apariciones, parecía que el Cielo quiso rubricar el dogma de la Inmaculada Concepción.
El Comité Internacional de Lourdes, ha declarado hasta la fecha, setenta curaciones inexplicables por la intercesión de Ntra. Señora de Lourdes. Su asistencia a los enfermos ha sido tanta, que en este día se celebra la jornada mundial del enfermo.
El mensaje de la Virgen en Lourdes nos exhorta a hacer oración y penitencia. Que lo escuchemos y pongamos en práctica, para así favorecer la conversión propia y del prójimo.
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HISTORIA
El 11 de febrero de 1858, en la villa francesa de Lourdes, a orilla del
río Gave, Nuestra Madre, Santa María manifestó de manera directa y
cercana su profundo amor hacia nosotros, apareciéndose ante una niña de
14 años, llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous.
La historia de la aparición empieza cuando Bernardita, quien nació el 7
de enero de 1844, salió, junto a dos amigas, en búsqueda de leña en la
Roca de Masabielle. Para ello, tenía que atravesar un pequeño río, pero
como Bernardita sufría de asma, no podía meter los pies en agua fría, y
las aguas de aquel riachuelo estaban muy heladas. Por eso ella se quedó a
un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar la leña.
Fue en ese momento, que Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra
Madre, experiencia que sellaría toda su vida, "sentí como un fuerte
viento que me obligó a levantar la cabeza. Volví a mirar y vi que las
ramas de espinas que rodeaban la gruta de la roca de Masabielle se
estaban moviendo. En ese momento apareció en la gruta una bellísima
Señora, tan hermosa, que cuando se le ha visto una vez, uno querría
morirse con tal de lograr volverla a ver".
"Ella venía toda vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario
entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie. Me saludó inclinando la
cabeza. Yo, creyendo que estaba soñando, me restregué los ojos; pero
levantando la vista vi de nuevo a la hermosa Señora que me sonreía y me
hacía señas de que me acercara. Pero yo no me atrevía. No es que tuviera
miedo, porque cuando uno tiene miedo huye, y yo me hubiera quedado allí
mirándola toda la vida. Entonces se me ocurrió rezar y saqué el
rosario. Me arrodillé. Vi que la Señora se santiguaba al mismo tiempo
que yo lo hacía. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella
escuchaba las Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus
manos las cuentas del rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre,
Ella lo decía también, inclinando un poco la cabeza. Terminando el
rosario, me sonrió otra vez y retrocediendo hacia las sombras de la
gruta, desapareció".
A los pocos días, la Virgen vuelve a aparecer ante Bernardita en la
misma gruta. Sin embargo, al enterarse su madre se disgustó mucho
creyendo que su hija estaba inventando cuentos -aunque la verdad es que
Bernardita no decía mentiras-, al mismo tiempo algunos pensaban que se
trataba de un alma del purgatorio, y a Bernardita le fue prohibido
volver a la roca y a la gruta de Masabielle.
A pesar de la prohibición, muchos amigos de Bernardita le pedía que
vuelva a la gruta; ante ello, su mamá le dijo que consultara con su
padre. El señor Soubiruos, después de pensar y dudar, le permitió volver
el 18 de febrero.
Esta vez, Bernardita fue acompañada por varias personas, que con
rosarios y agua bendita esperaban aclarar y confirmar lo narrado. Al
llegar todos los presentes comenzaron a rezar el rosario; es en ese
momento que Nuestra Madre se aparece por tercera vez. Bernardita narra
así esta aparición: "Cuando estábamos rezando el tercer misterio, la
misma Señora vestida de blanco se hizo presente como la vez anterior. Yo
exclamé: 'Ahí está'. Pero los demás no la veían. Entonces una vecina me
acercó el agua bendita y yo lancé unas gotas de dicha agua hacia la
visión. La Señora se sonrió e hizo la señal de la cruz. Yo le dije: 'Si
vienes de parte de Dios, acércate'. Ella dio un paso hacia delante".
Luego, la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días
seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te
prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".
Luego de este intenso momento que cubrió a todos los presentes, la
noticia de las apariciones se corrió por toda el pueblo, y muchos
acudían a la gruta creyendo en el suceso, aunque otros se burlaban.
Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858 hubo 18 apariciones.
Éstas se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y
por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto
al lugar de las apariciones y que desde entonces es un lugar de
referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia.
APARICIONES
En la cuarta aparición, el domingo 21 de febrero, la Santísima Virgen
lanzando una mirada de tristeza hacia la multitud, dijo a la niña
vidente: "Es necesario rezar por los pecadores".
Luego, el 25 de febrero, la Santa Madre le dijo: "Vete a tomar agua de
la fuente", la niña creyó que le pedía que vaya a tomar agua del río
Gave, pero la Madre le señaló que escarbara en el suelo. Bernardita
empezó a escarbar y la tierra se abrió y comenzó a brotar agua. Desde
entonces aquel manantial ha manado agua sin cesar, un agua prodigiosa
donde se han conseguido milagrosas curaciones de miles y miles de
enfermos. Este manantial produce cien mil litros de agua al día
continuamente desde aquella fecha hasta hoy.
Al día siguiente, la Virgen María subrayó: "Es necesario hacer
penitencia", entonces Bernardita al momento empezó a realizar algunos
actos de penitencia. Asimismo, la Virgen le dijo: "Rogarás por los
pecadores...Besarás la tierra por la conversión de los pecadores". Como
la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la
tierra.
Más adelante, el 2 de marzo la Virgen le dice a Bernardita que les diga
a los sacerdotes que Ella desea que construyan allí un templo y que
vayan en procesión.
El 25 de marzo, al verla más amable que nunca, Bernardita le pregunta
varias veces: Señora, ¿quiere decirme su nombre? La Virgen sonríe y al
fin, ante la continua insistencia de la niña, eleva sus manos y sus ojos
hacia el cielo y exclama: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.
Finalmente, el 6 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, Nuestra
Señora se apareció más hermosa y más sonriente que nunca he inclinado la
cabeza en señal de despedida, desapareció. Ya nunca más la volvió a ver
Bernardita en esta tierra. Hasta esa fecha la Virgen se apareció a
Bernardita 18 veces, desde el 11 de febrero.
EL MENSAJE DE LA VIRGEN
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, puede resumirse en los siguientes puntos:
1.- Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la
Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes por Pio
IX (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y
modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
2.- Derramó innumerables gracias de sanaciones físicas y espirituales, para que nos convirtamos a Cristo en su Iglesia.
3.- Es una exaltación a la virtud de la pobreza y humildad, aceptadas
cristianamente al escoger a Bernadette como instrumento de su mensaje.
4.- Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima
Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque
para ello sea preciso aceptar la cruz. "Yo también te prometo hacerte
dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro".
5.- En todas la apariciones vino con su Rosario: La importancia de rezarlo.
6.- Importancia de la oración, de la penitencia y humildad (besando el
suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita
para los pecadores y del cuidado de los enfermos.
7.- Importancia de la conversión y la confianza en Dios.
En 1876, se edificó allí la actual Basílica, uno de los lugares de
peregrinación del mundo Católico. Bernadette fue canonizada por el Papa
Pío XI el 8 de diciembre de 1933.
De esta manera, Lourdes se convirtió en uno de los lugares de mayor
peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y
muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.
La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.
LOS PRIMEROS MILAGROS
26 de febrero
El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen párroco de Lourdes
había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la
Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a él, sino a toda la
población.
Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette,
quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo severamente
lastimado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy
cristiano, quien mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se
puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella.
Comenzó a gritar de alegría. Las tinieblas habían desaparecido, no le
quedaba más que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir
lavándose.
Los médicos habían dicho que el jamás se curaría. Al examinarlo de
nuevo no quedó más remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre:
milagro. Y lo más grande era que el milagro había dejado las cicatrices y
las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la
vista.
Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.
4 de marzo
Siguiendo su costumbre, Bernardita, antes de dirigirse a la gruta,
asistió a la Santa Misa. Al final de la aparición, tuvo una gran
tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen?
La Virgen siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una
manifestación de su bondad: un gran milagro, un milagro maternal.
Un niño de dos años estaba ya agonizando, se llamaba Justino. Desde que
nació tuvo una fiebre que iba poco a poco desmoronando su vida. Sus
padres, ese día, lo creían muerto. La Madre en su desesperación lo tomó y
lo llevó a la fuente. El niño no daba señales de vida. La madre lo
metió 15 minutos en el agua que estaba muy fría. Al llegar a la casa,
notó que se oía con normalidad la respiración del niño.
Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva, sus ojos
llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas.
Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y
Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de
primer orden.
LOS SIGNOS DE LOURDES
El Agua
El jueves 25 de febrero, la Señora dijo a Bernardita: "Vete a beber y a
lavarte en la fuente". Aquero ("Aquello") me dijo que fuera a beber y a
lavarme en la fuente. Al no ver nada, yo iba a beber en el Gave, pero
ella me señaló con el dedo que fuera a la roca. Fui y encontré un poco
de agua cenagosa tan escasa que apenas pude recoger en el cuenco de la
mano. Yo la escupí por tres veces por lo sucia que estaba. A la cuarta
vez ya pude beber
El Evangelio nos narra la escena siguiente: Jesús, cansado del camino,
se sentó al lado de un pozo. Una mujer vino a sacar agua. Jesús le dijo:
"El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que
yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta
hasta la vida eterna." (Juan 4,14)
El agua de Lourdes es el signo de esta "agua viva" que ofrece Jesús.
La Roca
Bernardita vio a la Virgen 18 veces en la Gruta de Massabielle.
La Biblia nos dice que Dios es nuestra roca. Es la roca en que podemos apoyarnos.
«Dios mío, roca mía, refugio mío... ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?... ¡Viva el Señor, bendita sea mi Roca!» (Salmo 17).
Las Velas
De día y de noche, en verano y en invierno, están ardiendo las velas delante de la Gruta. La vela representa la luz de la fe.
Esta luz es Cristo.
«Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan 8,12).
Las multitudes
Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos
del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia,
reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.
Los Enfermos
Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos
del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia,
reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.
BIOGRAFÍA DE SANTA BERNADETTE DE SOUBIROUS
Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y
miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La
niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación
suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde
moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó
sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en
invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la
enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos
ahogos y falta de respiración.
Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final
de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron
aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo
poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15).
En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo
que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del
mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había
hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el
catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y
jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde
sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El
papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por
comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama:
"Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le
dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser
muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y
Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me
imaginé que los demás tampoco las decían nunca!
Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la
Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las
podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo:
"No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así
sucedió. La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo
llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto
fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme
premio para el cielo.
Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen
Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada.
Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso
contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería
recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada
que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy
pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después
de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.
Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban
siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella
había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se
estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora,
¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a
los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no
le costara ningún sacrificio.
Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara
unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que
la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde,
a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que
lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era
humilde pero no era tonta.
Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de
Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al
fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto
de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos,
pero enseguida curó.
En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve
años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban
los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no
es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para
soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la
Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión
de los pecadores".
Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a
un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la
incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos
puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están
haciendo una obra buena.
Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a
una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía
lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y
continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un
poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la
gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la
que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles
desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba
por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre
de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra".
Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando,
pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los
otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y
la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios
grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo
sufrir.
Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar
la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí.
Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se
ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier
sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es".
Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que
les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le
prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no
se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les
preparan altísimo puesto en el cielo.
Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le
dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre
para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente.
Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué
atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice.
Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición
especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le
trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que
le enviaba de regalo el Santo Padre.
El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la
vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio
exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando
el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.
A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella
empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su
ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró
santa.
UN HECHO INSÓLITO
Santa Bernadette, la vidente de Lourdes, murió en 1879 a los 35 años de
edad. Su cuerpo fue desenterrado debido al proceso de canonización.
Su cuerpo fue sometido a tres exhumaciones, en 1909, 1919 y 1925.
En la
primera se comprobó que el cuerpo había permanecido intacto, en los
detalles de las uñas, el cabello y los dientes. Mientras que la fuerte
humedad había hecho desaparecer los rastros de ropa y el Rosario, se la
volvió a vestir y sepultar.
La segunda exhumación confirmó la misma
situación de diez años antes, con la diferencia de que el cuerpo ahora
parecía más oscuro.
La tercera exhumación tuvo lugar en la víspera de la
beatificación de Bernardette en 1925. Esta vez, el cuerpo mostró claros
signos de descomposición. La humedad había realizado su trabajo. En esa
ocasión también se realizó una autopsia, que mostró que los órganos
internos estaban en parte intactos, en particular el hígado. Dado que se
autorizó que el cuerpo sea expuesto, se cubrió su rostro y manos con
una capa de cera color natural, dando la apariencia que posee hoy.
Se la
vistió con el hábito y se la guardó en un precioso relicario en la
capilla del convento de Saint Gildard, en Nevers, donde permanece hasta
nuestros días, en la posición con la cual fue sepultada: la cabeza
girada un poco hacia el hombre izquierdo y sus manos entrelazadas en
forma de oración.
El 8 de diciembre de 1933, durante el “año santo de la
Redención y Jubileo extraordinario el papa Pío XI proclamó “santa” a
Bernadette Soubirous. Hoy, con una población de aproximadamente 15.000
habitantes, Lourdes recibe la visita de unos 9.000.000 de peregrinos por
año.
"Virgen de Lourdes" te pedimos la salud de los enfermos.
Algunos datos son de https://www.aciprensa.com/recursos/nuestra-senora-de-lourdes-1090